16 de noviembre de 2015

Mis demonios

A veces, sin esperarlos, me visitan mis demonios. Ellos se autoinvitan a mi día, a robarme mis minutos, mis horas... a apoderarse de mi mente, de mi cerebro, de mis pensamientos, de mis sentimientos... me dejan sin respiración, me bloquean el pecho y humedecen mis ojos.
Tengo asimilado que no se irán nunca, pero nunca me acostumbraré a ellos, siempre me pillarán desprevenida, siempre me arrebatarán un cachito de alma.
Ese dolor... mi amigo el dolor... mis demonios: mi dolor.



13 de octubre de 2015

Atar el alma

Vuelvo a escribir en este pequeño rincón de la red. Y qué mejor que volver con este post y con este acontecimiento.


Con el respeto que se merece, un poco de miedo, y bastante espectación...
Así fue mi reencuentro con las cuerdas.
Tras cinco años... se dice pronto...

Noto todo mi cuerpo tenso, con los ojos cerrados intento concentrarme en mi respiración, únicamente en mi respiración... inhala... exhala... inhala... exhala... ¿Aguantaré? ¿Se me dormirá alguna mano? ¡¡¡Concéntrate!!! Inhala... Exhala... Inhala... No quiero decepcionarme... no quiero. Tampoco quiero decepcionarlo a él. Y encima están haciendo fotos... INHALA!!! exhala... inhala... exhala... Joder, me noto el cuello tenso, me cuesta hasta tragar saliva... Pero me encanta notar como me abrazan las cuerdas, como aprietan, todo lo que significa, hoy y siempre, pero hoy más... ¿Aguantaré la suspensión? Llevo mucho tiempo sin experimentar algo así... Mierda, no consigo relajarme, mi mente no para... Inhala... Exhala...
Y de repente él me dice que me relaje, que tengo tensa la espalda... Si, lo sé... Mierda, se ha dado cuenta. Pero que me diga eso, que se haya dado cuenta, tiene el efecto contrario al que pensaba... y empiezo a notar como se relaja mi cuerpo, hasta el punto que al estar suspendida hay un momento en el que me entran ganas de llorar y se me empañan lo ojos, menos mal que los tengo cerrados...
Y más rápido de lo que una siempre desea, estoy en el suelo, y las cuerdas me empiezan a liberar de su abrazo. Pero no me da pena, si no que tengo ganas de la próxima cita, y tengo la seguridad de que será pronto. De que ellas me quieren como yo a ellas.

Sólo puedo decir GRACIAS. Por esto, y por TODO.





 






Imposible elegir entre tantas fotos bonitas de Dani Gonz.
Para ver más puedes visitar a Makido y sus cosillas

2 de febrero de 2011

( In ) Usual Pain

Somos animales de costumbres, por eso somos humanos y solemos tender a lo fácil, siempre.
Cuando nos amoldamos a la comodidad de una rutina... es muy complicado sacarnos de ahí y a veces estas rutinas que nos creamos, muchas veces sin querer, son buenas, pero en alguna que otra ocasión pueden ser malas, pueden ser lo peor del mundo, nos pueden hacer un daño que no podemos ver estando ahí dentro...

Si, os estoy hablando de las tendencias auto-destructivas (físicas o psicológicas) que, lamentablemente, adoptamos como vía de escape muchas personas ante situaciones o sentimientos angustiosos, que podríamos arreglar hablando con nuestras amistades, escribiendo, saliendo de fiesta o simplemente siendo conscientes de que los baches pasan, y se quedan atrás. ¿Por qué entonces nos castigamos? Y lo que es peor... ¡a nosotros mismos! ¿Tan poco nos queremos?

Creo que lo más llamativo de todo esto, es que en la mayoría de los casos, lo hacemos involuntariamente. Eso es lo peor.
Nos machamos en nuestras cabezas por algo que nos ha pasado, pensamos mal de nosotros mismos, no paramos de darle vueltas, imaginamos lo que nos ha ocurrido de mil maneras... qué pensaran de nosotros, hasta que logramos amasar todos esos pensamientos de tal manera... que conseguimos crearnos una asquerosa sensación de angustia en nuestro cuerpo, que nos provoca lágrimas, nudos en la garganta, nerviosismo, insomnio, dolor de cabeza... ¿En serio queremos eso para nosotros?

Luego está el auto-infligirnos dolor físico. Este tema... es más delicado, mucho más.
Aquí podemos distinguir varias formas... haciéndonos daño físico directamente (cortes, quemaduras...), auto-medicándonos (con ansiolíticos por ejemplo), obligándonos a sufrir determinadas situaciones (pasar frío, esperar a alguien durante horas, escuchar canciones que sabemos que nos pondrán tristes...).

¿Por qué ocurre esto? Yo tengo alguna que otra teoría.

La primera teoría, que es la más sencilla de comprender, es el hecho de llamar la atención. Así de simple y así de llano. Lo hacemos sabiendo lo que estamos haciendo, siendo plenamente conscientes. Nos encanta llamar la atención, estar en boca de los demás, que se preocupen por nosotros... y siempre que hagamos alguno de estos actos (involuntarios o no) la gente de nuestro alrededor va a pensar precisamente esto.

Otra teoría, y más complicada de entender es porque directamente nos engancha, como cualquier droga.
Si señores, el dolor engancha. Os lo explico muy resumidamente: Existen unas hormonas en nuestro cerebro llamadas Endorfinas muy similares a la morfina (con efecto más corto pero más potente) , y son las responsables de nuestra percepción del dolor. Estas hormonas actúan regulando el dolor que percibimos... en una determinada situación nuestro cerebro las empieza a secretar et Voilà!: disminuye el dolor que sentimos.
¿Y entonces qué pasa? Pues que somos unos viciosos, y hay quien en vez de empinar el codo o fumarse un cigarrito de la risa le da por las endorfinas, que encima son más baratas.

Mi última teoría, y la que considero realmente chunga, es la de que nos infligimos dolor porque creemos que nos lo merecemos, como un castigo que nos imponemos, y en la mayoría de esos casos, no somos conscientes de lo que realmente estamos haciendo en ese momento.
Pienso fervientemente que es una manera de convertir en dolor físico el dolor emocional, porque nos puede resultar más llevadero. "Me duele el dedo porque tengo una raja", tiene lógica, no es... "me duele el pecho porque me han roto el corazón". Y actúan las endorfinas... relajándonos, apaciguándonos, apagando ese dolor...

También supongo que habrá casos y ocasiones, en las que se mezclen estas teorías. Todo tiene cabida.
Y de repente te despiertas y no te acuerdas de nada.

Lo que os puedo asegurar es que el dolor engancha, y mucho. ES super adictivo.
A veces puede resultar la vía rápida y/o fácil para muchas cosas y otras veces... según la personalidad de la persona en si, su ambiente... y TODO (porque todo nos influye) hace que estas cosas ocurran, sin más.

A todo esto que os he contado, también, en todos los casos, habría que añadir el hecho de el autocastigo que nos hacemos... es dejando que nos castigue otra persona (como puede ser el caso de una mujer maltratada).


~

En fin, creo que necesitaba escribir sobre esto.
Recordar que todo lo que hagamos o dejemos de hacer en la vida... nos va a perseguir de una manera u otra, siempre. Y que de todo de aprende... Así que mucho ánimo y mucha fuerza para afrontar las adversidades del día a día, de la vida y de todo. Yo me guardo mi mapa. Y recuerdo cada día por cojones, lo quiera o no... quien soy.

30 de enero de 2011

Shhhh

El silencio lo envuelve todo hoy.
Sólo se atreve a plantarle cara el sonido de las gotas de lluvia al golpearlo todo a su paso en ese suicidio involuntario hacia el abismo de las aceras de la fría ciudad.
El sonido de algún que otro suspiro que se evapora en este ambiente, que huele a incienso, me recuerda que hay algo de vida por aquí, entonces cojo mis obligaciones en forma de papel y en unos segundos me encuentro viajando por los rincones de mi cabeza. "¡Mierda, otra vez!" y mi voz suena como la de un extraño, rompe el silencio en pequeños pedazos... echo una ojeada por la ventana y al volver de nuevo a la silla los pedacitos de silencio se han unido, y me invitan a abrazarme de nuevo.
Son tan fríos, tan amables, tan suaves... Es imposible negarse.
Es lo que hay, es lo que toca. Sin duda, lo que me corresponde.

Enciendo una vela, para que me haga compañía su calor y movimiento y cierro los ojos para intentar anclar la mente, para que deje de viajar... ¿Funcionará?


Shhhh...


23 de enero de 2011

Veinticuatro

Iba a estrenar este nuevo blog el día quince de Enero, coincidiendo con mi cumpleaños.
Pero tengo mucho lío últimamente y en el poco tiempo que consigo secuestrar tengo la imaginación a cero y la creatividad a bajo cero.
Así que ¿qué le vamos a hacer?
Empiezo una semana más tarde.

Ya no me alegra tanto como antes cumplir años, pero cumplir veinticuatro me ha hecho especial ilusión porque quería que acabaran los veintitrés ya. Si, me han aportado muchísimas cosas buenas, pocas malas y lo mejor de todo es que me he conocido muchísimo y he aprendido a quererme, así que ha sido una etapa bastante importante para mi. Y como es lógico, me alegro mucho por mi.

Por eso también el hecho de cambiarme de blog, porque considero aquel como parte de otra etapa... lo veo muy lejos todo, y decidí hacerme uno nuevo... et voilà! 

Espero no abandonarlo demasiado...
Nos vemos por aquí :)

Un besito